Había una vez un zoológico mágico y colorido llamado «Zooterra», donde vivían animales de todo tipo. Entre ellos, se encontraba Amadeus, un tierno ornitorrinco. Amadeus era un animal muy peculiar, con un pico de pato, cuerpo de castor y patas de nutria, lo que lo hacía bastante distinto a los demás residentes del zoológico. Si bien Zooterra era un lugar maravilloso, Amadeus se sentía solo y anhelaba tener amigos.
Cada día, Amadeus observaba a los demás animales desde su estanque. Veía cómo los tigres jugaban juntos, cómo los monos reían y cómo las jirafas compartían hojas verdes. Pero él no parecía encajar en ningún grupo. Amadeus intentó unirse a los elefantes, pero su trompa era muy corta. Luego, intentó jugar con los pingüinos, pero el frío del agua no era para él. Incluso probó unirse a las cebras, pero se mareaba con sus rayas.

Un día, mientras observaba a los flamencos desde la orilla, Amadeus escuchó un susurro proveniente de la vegetación cercana. Era una simpática tortuga llamada Tomás. Tomás también se sentía un poco excluido en Zooterra debido a su lenta velocidad. Amadeus y Tomás comenzaron a hablar y se dieron cuenta de que tenían mucho en común. Ambos amaban el agua y disfrutaban de la tranquilidad de su entorno.
Los dos se hicieron amigos inseparables, nadando juntos en el estanque y compartiendo historias de sus vidas. Pero pronto, Amadeus y Tomás notaron que había otros animales en Zooterra que también se sentían solos y diferentes. Decidieron ayudarlos a encontrar amigos y crear un lugar donde todos pudieran sentirse aceptados.
Amadeus, Tomás y sus nuevos amigos se reunieron para formar el «Club Mezclún». Este club estaba abierto para todos los animales que se sintieran diferentes o excluidos. Pronto, el club creció y atrajo a muchos miembros de diferentes especies, como un oso panda solitario llamado Pablo, una suricata llamada Sofía que se sentía muy pequeña y un flamenco llamado Felipe que no sabía volar tan alto como sus amigos.
Juntos, Amadeus y sus amigos aprendieron a apreciar sus diferencias y a encontrar similitudes en sus pasiones y personalidades. Descubrieron que, a pesar de ser diferentes en apariencia, todos compartían el deseo de tener amigos y sentirse aceptados.

Los días en Zooterra se llenaron de risas y alegría a medida que los animales del Club Mezclún compartían sus historias y talentos. Los tigres se unieron al club para aprender a bailar como los flamencos, y los pingüinos enseñaron a Amadeus y a Tomás a deslizarse sobre el hielo. Las cebras compartieron sus rayas de sabiduría sobre la amistad, y los elefantes enseñaron a Pablo a pintar cuadros con su trompa.
La noticia sobre el Club Mezclún se extendió por todo el zoológico, y más y más animales se unieron. Incluso los visitantes del zoológico comenzaron a admirar la armonía y la amistad que reinaba en Zooterra. El zoológico se convirtió en un lugar famoso y querido por todos, y Amadeus, el ornitorrinco, finalmente encontró su lugar en el mundo rodeado de amigos que valoraban sus diferencias.
Con el tiempo, Amadeus dejó de sentirse diferente y solitario, y empezó a disfrutar de cada día en Zooterra. Había aprendido una lección valiosa: la verdadera amistad no se basa en lo que somos por fuera, sino en quiénes somos por dentro y en las conexiones que creamos con los demás.
Y así, en el corazón de Zooterra, Amadeus, el ornitorrinco, vivió felizmente rodeado de amigos que lo querían tal como era. El Club Mezclún demostró que, aunque todos somos únicos, nuestras similitudes y nuestro deseo de amistad pueden unirnos y hacernos sentir parte de algo especial.

El zoológico de Zooterra se convirtió en un lugar donde la diversidad era celebrada, y Amadeus, junto con sus amigos, vivió una vida llena de amor, amistad y aventuras en este mágico rincón del mundo animal.
Y así concluye nuestro cuento, un recordatorio de que la amistad puede superar cualquier diferencia y que cada uno de nosotros tiene un lugar especial en este mundo. Buenas noches, pequeño lector, y sueña con aventuras y amistades que te hagan sentir querido y aceptado, al igual que Amadeus y sus amigos en Zooterra.